El abuso de los banquetes a la borgoñona, tan contrario a la sobria tradición castellana, fue tal que las Cortes de 1598 pidieron a Felipe II que se restituyera el servicio de la casa real a las costumbres de Castilla. Con el progreso de los tiempos, hoy sólo maltratamos al pulpo. Los mercaderes del zoco, cuya prosperidad es la de Granada, almuerzan el “méchoui”, cordero asado a la brasa rociado con manteca salada y salpimentado; los modestos artesanos, tundidores, batihojas, sastres y demás gente menuda comen la “sajina”, potaje de verduras variadas (espinacas, cardos, borrajas) espesado con harina; otros, puré de habas o garbanzos, también estofados de carne o grasa, aceite, vinagre, ajo, cebolla, comino y azafrán. Es una norma de educación internacional. Se ayudaba con la diestra que hasta entonces había llevado vendada y en cabestrillo. Fuera de las ciudades, a lo largo de las carreteras principales, existían ventas (“cauponae”) que, además de comida y bebida, ofrecían camas, con chica incluida si el cliente la solicitaba. 21 Juan Eslava Galán Tumbaollas y hambrientos Las imperiales marranadas Con la expansión del imperio, los campesinos rudos y pobres de la Roma arcaica se transformaron en una poderosa clase de hacendados, ricos comerciantes y privilegiados funcionarios que incorporó las consabidas sopas con cereales o legumbres de la dieta tradicional, una sucesión de platos consistentes basados en la carne. También se conservaban en almíbar (envasadas en recipientes de cristal), granadas, manzanas, uvas, bellotas, castañas, calabazas y hasta pepinos. Se ha llegado al extremo de guisarse públicamente, en la plaza del Pan, alberjones que se venden a los pobres hambrientos , los vecinos que tienen oficio y no encuentran donde trabajar van al campo a coger vinagreras, espinacas, tagarninas y otras porquerías y se las comen". El secretario del duque de Arjona, beneficiario, como arriba se dijo, de los favores de las hermanas de 117 Juan Eslava Galán Tumbaollas y hambrientos don Diego, lo invita a un banquete que da el duque su amo para celebrar que el rey lo ha designado para una embajada en Italia. A ello se sumó que en Europa el único valor estable eran los metales preciosos, el oro o la plata, y el auge del comercio y la nueva riqueza demandaban más oro del que llegaba de África, el tradicional proveedor. Por ejemplo, las tripas fritas en sebo eran "gallinejas"; las patatas asadas "chuletas de la huerta"; los pimientos fritos "perdices de la huerta"; los trocitos de bacalao desalado "soldaditos de Pavía"; y, suprema inspiración, el guiso de sesos y lengua de vaca era "idiomas y talentos". Las habas de la vega gaditana, por ejemplo, adquieren su categoría más excelsa cuando se fríen despacio en un aceite donde previamente se ha derretido el tocinillo de un acompañamiento de jamón de veta. En Granada hubo, por ejemplo, una tertulia literario gastronómica que tenía por nombre “el Pellejo” y se reunía con periodicidad mensual en el carmen del Caidero. 187 Juan Eslava Galán Tumbaollas y hambrientos —”Contra los gourmets”, Grijalbo Ed., Barcelona, 1997. Un fogón a bordo En tiempos de las exploraciones españolas y portuguesas la capacidad de una nave se calculaba en toneladas, es decir, en los toneles de agua que podían acomodar en la bodega, de los que dependía su autonomía. El vasco se tenía ganada la voluntad del amo con los platos exquisitos, de cocina internacional, que le preparaba. También suponían que el cuerno del unicornio era eficaz antídoto contra toda clase de venenos. La patata, ese tubérculo bueno y barato, versátil y sano que tantas hambres remedia y tan imprescindible se ha hecho en la cocina moderna, tardó mucho en ser apreciada. Tres años más tarde aparece una enciclopedia de cocina, “Delicias del campo”, “donde se enseña a preparar para su uso en la vida todo lo que crece en la tierra y en las aguas”, de Nicolás de Bonnefons, donde se aboga por una cocina racional libre de la reiteración de diversas especias incoherentes y hasta contradictorias que hasta entonces han sido la tónica. Nuggets y Apanados de Pollo, Hamburguesas,
Es natural, por lo tanto, que la cocina burguesa esté, desde sus mismos inicios, estrechamente emparentada con el esnob (persona que acoge las novedades con admiración necia o para darse tono); pero también, si recurrimos nuevamente a la 131 Juan Eslava Galán Tumbaollas y hambrientos etimología, al “site nobilitate”, al que carece de nobleza, al individuo que asciende por la cucaña social gracias a su talento personal o a la riqueza recientemente adquirida. El obispo de Puebla se negó a tomarlo con este argumento: "No lo hago por mortificación sino porque no haya en mi casa quien mande más que yo, porque tengo observado que el chocolate es el elemento dominante, que en habituándose a él no se toma cuando uno quiere sino cuando quiere él", santas palabras con las que seguramente comulgarán los chocoladictos. Quizá deberían trocearla antes de dársela a comer a los europeos. Elevada a motivo literario, la gazuza del hidalgo pobre inspira a Quevedo: "Sustentámonos casi del aire y andamos contentos. Sabían fabricar recipientes de madera en los cuales calentaban la sopa arrojando dentro piedras calientes (un procedimiento usado hasta hace muy poco en algunas aldeas pirenaicas). Quizá a algún lector pescadero se le hayan inundado las fauces por la mera enumeración. La autoridad competente, presionada por los obispos, los prohibió. Ha dado definitivamente la espalda a los antiguos guisos que requerían una preparación laboriosa y lenta, especialmente la casquería y las vísceras 180 Juan Eslava Galán Tumbaollas y hambrientos que, por otra parte, le parecen comida de pobres y le recuerdan pasadas épocas de necesidad. En unas casillas viejas, cuyos pintados artesonados serían de mucho lustre y mérito si las telarañas y la tizne de los velones los dejaran ver, hay hasta una docena de mesas desparejadas a las que se arrima una muchedumbre de parroquianos de medio pelo y largo apetito, los más de los cuales se afanan sobre sendas escudillas de garbanzos con manos de cerdo, sino unos pocos que comen olla salpresa de vaca, jigote, uña de ternera, callos, albondiguillas. En el libro de cocina de Nola aparece un potaje (“porriol”) de cebollas con tocino y vino blanco. Vista más de cerca, la pimienta resultó ser un puñado de cañamones pintados de negro que tapaban dos celemines de lentejas bastas. También se hacía con migas de pan blanco o sémola expuestas al sol y fermentadas. Pero luego terminaron las contemplaciones, las minorías fueron expulsadas y el fanatismo y la delación cundieron entre los cristianos, lo que influyó decisivamente en la cocina nacional, enseguida veremos cómo. Eso los que pueden, que los más se conforman con un puñado de higos. 148 Juan Eslava Galán Tumbaollas y hambrientos La restauración en la Restauración Mediada la centuria, mientras en otros países de Europa la industrialización repercutía en la mejora de la dieta, España, con sus quince millones de habitantes (en su mayoría analfabetos), mal comunicada, atrasada y pobre, se resignaba a su condición agrícola y continuaba aferrada al arado romano, a la cabra depredadora y la higuera en la linde. Los bárbaros desconocían el vino, que por algo eran bárbaros, pero se las ingeniaban para fabricar bebidas alcohólicas a partir de las sustancias más peregrinas. El único espacio relativamente habitable era la chupeta de popa, un reducido camarote sucintamente amueblado con un catre, dos o tres sillas de tijera y una mesa. Uno, que es de natural pacífico, no quisiera añadir leña al fuego, pero le parece que la cuestión está lejos de quedar resuelta. Las cartas intercambiadas entre el mencionado doctor Thebussem y J. M. de Castro y Serrano, que firmaba "El cocinero de su Majestad", gozaron de merecida fama entre los aficionados. Era el emperador muy aficionado a la nata y algunos autores aseveran que en víspera de las batallas aún soñaba con los besos de nata agria de la alegre Josefina; otros, que con el olor ligeramente “faisandé” de su sexo prieto y mulato. Lo que es seguro es que no admitía comparación con el horrible sucedáneo que servían en las ventas, sin impreso alguno en el papel de estraza del envoltorio, un chocolate fabricado "de alpiste, de piñón de almagre, de todo menos de cacao" (Galdós), que vertido en la humeante jícara resultaba en una pócima oscura y oleosa verdaderamente vomitiva. Polibio, que anduvo viajando por gran parte de la península a finales del siglo II a. C., dice: "El conejo se asemeja a la liebre, pero tiene otra forma y sabe algo distinto al comerlo". Por otra parte, no sumaban más de cien mil, una exigua minoría si los comparamos con los cuatro millones de godos e hispanorromanos que poblaban la península. Antes de traer el nuevo servicio, los camareros retiraban las fuentes y ollas del anterior con los manjares sobrantes. Los italianos aportaron la saludable costumbre de ofrecer a la clientela un menú escrito y precios fijos para cada plato. En algunas provincias especialmente deprimidas la mortalidad infantil alcanzó el 35% en 1942. Los romanos se recostaban sobre el lado izquierdo, sostenían el plato con la mano izquierda y comían con la derecha. 185 Juan Eslava Galán Tumbaollas y hambrientos Eslava Galán y Riojano, Juan y Diego, “La España del 98. Y si uno se metía a galán de monjas y ejercía sus rondas en las celosías de algún convento, también debía ir preparado para regalar a la novicia objeto de sus requerimientos amorosos, que no por estar apartadas del siglo eran menos despabiladas ni golosas. Como es natural, no tardaron en aparecer los fraudes alimentarios y comerciantes desaprensivos no vacilaron en falsificar estas especias para atender la demanda de un ávido mercado. No todos los cambios fueron para mejor. El utillaje se reducía a media docena de cacharros y una hornilla portátil de barro, donde quemaban astillas, piñas caídas, boñigas secas, todo lo quemable, que se instalaba en el patio o en la calle. Entre la muchedumbre de marineros y mercaderes africanos, asiáticos y europeos que se afanan en el embarcadero, Eudoxio conoce a un indio (indio genuino, de la India de Ganges) al que unos mercaderes egipcios han encontrado náufrago sobre una tabla en medio del golfo Pérsico. ", inquirió, y ordenó arrojar el saco al mar. No 10 Juan Eslava Galán Tumbaollas y hambrientos tardaron en entenderse –el negocio les iba en ello— con una serie de caudillos locales que acataban la autoridad de un régulo más fuerte, el legendario Argantonio, el rico, feliz, longevo y pacífico Argantonio. La cocina del buque consistía en un cajón de hierro abierto por arriba y por delante, en cuyo interior, sobre una caja de arena, se encendía un fuego de carbón o de leña que servía para hervir la marmita del rancho. En la adafina ideal entraban carnes de cordero o cabrito, de pollo y ternera, acompañadas de una guarnición variable de garbanzos, alubias, verduras, fideos, huevos duros e incluso dátiles o ciruelas, todo ello aliñado con hierbas aromáticas. A un nivel inferior se mantuvo la olla simple, es decir, el variable puchero del pobre al que la carne se asomaba raramente o nunca. 120 Juan Eslava Galán Tumbaollas y hambrientos Y el duque de Grammont, que llega a Madrid en 1659 con la misión de solicitar la mano de la infanta María Teresa, hija de Felipe IV, para Luís XIV de Francia, escribe: "El almirante de Castilla nos obsequió con un festín magnífico, al estilo español, del que ninguno pudimos comer. Éstos son los dos cambios esenciales de esta etapa histórica. Los resultados de esta alteración fueron desastrosos: los emporios comerciales que hasta entonces habían disfrutado del monopolio de tan lucrativo comercio —venecianos, genoveses, incluso catalanes— se arruinaron de la noche a la mañana. Volviendo a nuestra cocina clerical (la crecida a la sombra de campanarios y sacristías, la acunada con gregorianos y preces), hay que lamentar que fuera tan minoritaria y aislada y que no hallara continuidad en el seno de una burguesía emprendedora ni una aristocracia culta capaz de incorporarse al renacimiento culinario de Europa. Omní se había echado de espaldas sobre los mullidos helechos, a la sombra de un corpulento castaño, y mordisqueaba distraídamente una ramita. Ibn Hafsun montó en cólera, que era hombre de muy malos prontos y, empalmando la navaja, quería capar en el acto al infractor. Pedir delivery de Tres Cruces Cerveza Lata en Rappi es un hábito que se ha vuelto popular. De esta sencilla reconstrucción de una escena de caza paleolítica se deducen tres enseñanzas. Esta última receta es sencilla e ingeniosa. Por cierto, en el estupendo y sorprendente libro del marqués de Villena se describen las propiedades medicinales de una serie de carnes. Cervezas CERVEZA TRES CRUCES LATA NORMAL X 473 ML. Es una choza de paredes de barro y techo de paja, desprovista de ventanas, sin más ventilación que la que procuran la puerta abierta y el hueco del cobertizo adyacente. Todos manjares inalcanzables, excepto para una escogida minoría de “gourmets”. Luego las cosas fueron cambiando y cada época tuvo sus normas, que no eran las mismas en todas partes. Ya estamos viendo qué comen los pobres: mucho pan ensopado en caldo y mucho ajo y perejil, amén de muchos potajes de lentejas y garbanzos sazonados con ajo, vinagre, laurel y otras hierbas, hojas y bayas nacionales y baratas, más un algo de canela y azafrán, el que se pueda. Hay guisos de habas que se atienen a una receta del “Faldalat aljiwan”, del siglo XIII, casi todos aromatizados con hierbabuena, una hierba aromática que vuelve a aparecer en los gurullos de Murcia (garbanzos, gurullos, hierbabuena, aceite y cebolla, laurel y pimentón); los alcauciles rellenos, tan populares en la Córdoba califal; y las diversas fórmulas para las albóndigas, que son una manera típicamente islámica de presentar la carne. —dijo—. El resto fue rápido: golpe certero con el canto de la mano detrás de las orejas. Y Gautier: "El garbanzo es un guisante con pretensiones de alubia, a la que imita bastante bien. Cada humeante morcilla, estofada de piñón o cebolla, es una profesión de fe: "Soy cristiano sin tacha; mi manjar es el cerdo". Tragó saliva, buena señal. En el centro de la habitación, cuyo suelo es de tierra pisada, distinguimos un círculo de losas algo rebajado, el lar, en el que arde un mediano chisco de retamas y granzas sobre el que la mujer de Antón prepara la cena. La España del siglo I de nuestra Era (según P. Mela y C. Plinio)”, Espasa-Calpe, BuenosAires, 1947. Ingenio no les faltaba. El humilde es el puchero medieval, la sustanciosa sopa, una mezcolanza de legumbres, hortalizas y carnes (cuando las había) que se mantenía todo el día en ebullición lenta, a fuego de granzas u hojas prensadas, y al que se iban agregando los materiales disponibles sin solución de continuidad, sobre los restos de la comida anterior. El consejo de las “Partidas” es que la despensa del barco se surta de "carne salada, e legumbres e queso, que son cosas que con poco dellas se goviernan muchas gentes, e ajos e cebollas para guardarlos del corrompimiento del yacer en el mar e de las aguas dañadas que beven". El queso emborrado se toma todavía como aperitivo en algunas tabernas de Cádiz y constituye un excelente acompañamiento de vinos tintos o blancos. El pincho es un invento del Norte sin equivalente en el Sur porque en Andalucía ya existía, desde principios de siglo, la costumbre de acompañar la bebida con tapas y empapantes. Apenas tomaban hortalizas frescas. En el siglo IV “garum” procedente de Barcelona seguía llegando a Burdeos y en el siglo VI hay noticias de una fábrica en Montpellier. La práctica puede parecer repugnante, y quizá lo sea para la idea convencional que tenemos de la higiene, pero por los días en que redacto estas líneas ha aparecido, en ”El País de las Tentaciones” (12 diciembre 1997, p. 38), un artículo que nos ilustra sobre las ventajas de la orinoterapia. La región recoge sus más ricas cosechas de sus olivos". El caso es que, a poco, aparece en un manuscrito magrebí y al siglo siguiente, el XIV, en el recetario catalán “Llibre de Sent Soví”, y posteriormente, en el XV, en el “Llibre de coch” de Ruperto de Nola, que sería el primer recetario castellano cuando se editara en Toledo, año de 1525, como “Libro de guisados”. La creación de potentes minorías conversas a partir de la unificación religiosa decretada por los Reyes Católicos radicalizó las posturas de la sociedad cristiana hacia los descendientes de judíos o moros, de cuya sincera conversión se dudaba. En esa sociedad cerrada, alejada del tráfago mundano y exclusivamente formada por hombres (o por mujeres, en los monasterios femeninos) uno de los pocos alicientes de la vida residía en la gastronomía. en Filtrantes, Infusiones en
Don Diego es de los que prefiere caminar. La dulcería ha sido, de siempre, el terreno pastueño donde se han reconciliado las izquierdas y las derechas. Por eso, andando los años, ya transformado en pimentón, se hizo un hueco entre los aliños que se añadían al chorizo (antes, el chorizo no era rojo, sino negro y sólo en el siglo XVII, cuando se le añadió pimentón, adquirió el color rojo que hoy tiene. Quizá este dato sirva de soporte científico a nuestra teoría del hambre secular que parece inscrita en el código genético del “homo hispanicus” y lo lleva a atracarse, como un saqueador, en bautizos, comuniones, bodas, fiestas patronales, Semana Santa, Navidad y cualquier otra celebración o acontecimiento social. Los vecinos de Cuacos andaban mohínos porque desde que el emperador se instaló en sus términos no habían vuelto a probar las truchas del río local, que todas iban a parar a la mesa del voraz Austria. Esto explica que los rábanos fueran singularmente apreciados como aperitivo: creían que servían de antídoto contra cualquier ponzoña. La mentada “harisa” se convirtió en uno de los platos más populares de al-Andalus, de los que se vendían en puestos callejeros. Nubes de mendigos sin más oficio que comer cada día, invaden los caminos. Un entusiasta gastronómada, Dionisio Pérez, recorre España levantando acta de las cocinas populares que encuentra: en Extremadura, la caldereta de pastor y el pollo relleno de migas; en Andalucía, el gazpacho, el menudo, los guisos marineros, el pescaíto frito, el 161 Juan Eslava Galán Tumbaollas y hambrientos ajoblanco con uvas, la tortilla a la granadina; en Levante, la paella y el turrón; en Cataluña, la escudella, la tortilla de judías, el bacalao con salsa romesco; en Aragón, los chilindrones y el conejo en salmorejo; en Navarra, los cochifritos, el bacalao al ajoarriero; en el País Vasco, el bacalao al pilpil y a la vizcaína, el besugo a la donostiarra, el marmitako, la purrusalda; en León, los botillos, las empanadas, las migas canas; en Asturias, la fabada, los frixuelos, las fayuelas; en Galicia, los mariscos, las empanadas, el lacón con grelos, los quesos; en Castilla la Vieja, el cordero asado, la sopa burgalesa, el arroz a la zamorana; en La Mancha, los morteruelos, el pisto, las gachas; en las Baleares, las sobrasadas, la caldereta de langosta; en Canarias, el gofio; en Madrid, finalmente, los garbanzos, los churros, los mazapanes. Naturalmente esta romanización afectó también a la cocina. Blanco y Dulce de leche, Mantequilla
”La vida cotidiana en el Siglo de Oro español”, Ed. "Cuando su vino de tan mezclado y bautizado no tiene fuerza —testimonia Carlos García—, cuelgan dentro del tonel un salchichote lleno de clavo, pimienta, jengibre y otras drogas, con que lo hacen parecer bueno". El prestigio del jamón era tal que llegó a ser considerado en medicina y algunos médicos, cuando veían francamente mal al enfermo, le recetaban caldito de jamón. —Mestayer de Echagüe, Marquesa de Parabere, “Historia de la gastronomía”, R'&B. "Van —leemos en Larra— en grandes coches de alquiler en los que las jóvenes viajan sentadas sobre los convidados, alborotan en tal disposición que desde media legua se conoce el coche que lleva a la fonda una familia de enhorabuena". La calle de los abades debiera ser visitada aunque ya no huela tanto a ricas ollas". En conjunto, algo así como el 20 por ciento de las plantas básicas que integran la dieta moderna procede de América. El consumo de chocolate creció tanto en pocos años que las autoridades se alarmaron porque, además de alterar el ritmo de trabajo de la poca gente que trabajaba, su alto coste desequilibraba muchos presupuestos familiares. Dígame usted dónde hay un cuadro con más gracia con el color que da la luz del mes de abril, cuando son dos y están debajo de una acacia y entre los dos un cocidito de albañil. ¿Cómo se va a entender que en el faisandaje de cierta caza, es decir en su putrefacción, es donde está el secreto del insuperable sabor? Se les llama “laurices”". El otro producto famoso eran los sorbetes y helados. Los neandertales eran caníbales — 5 Juan Eslava Galán Tumbaollas y hambrientos confirma el antropólogo Eduardo Arboleda, excavador de la cueva del Boquete de Zafarraya, también conocida, poéticamente, como La Vulva de Europa, no lejos de Alcaucín (Málaga)— y posiblemente practicaban un "canibalismo ritual comparable a la ingestión de la Sagrada Forma entre los cristianos". Además de la danza, su folklore incluía los sacrificios humanos y la amputación de manos a los prisioneros. Ahora no hay restaurante costero que no presente mayestáticas calderetas en las que los mariscos y peces suntuosos hacen el oficio de la antigua morralla. El escorbuto La dieta que hemos descrito era terriblemente deficitaria en vitaminas y sobreabundante en féculas. —¿No les parece a ustedes que está algo ahumado este estofado? Entre estos productos de lujo figuraban, cómo no, la pimienta y el resto de las especias procedentes de la exótica India, aunque no todas venían de allí. Es revelador que 35 Juan Eslava Galán Tumbaollas y hambrientos Alarico impusiera a Roma un tributo de tres mil libras de pimienta. Sus más fervientes aficionados incluso la añadían al vino (“oenogarum”), al agua (“hidrogarum”) y al aceite (“oleogarum”). Era manjar imperial y, para prepararlo, había que estar licenciado por la escuela de Atenas. No pertenezco yo al número de los cínicos que opinan que los mandamientos se hacen para quebrantarlos y que el que a sí mismo se capa buenos cojones se deja, pero la experiencia parece confirmar esta terrible sospecha y dos mil años de cristianismo nos han enseñado que el clero, encargado de predicar contra la gula y la lujuria, ha incurrido sistemáticamente en dichos pecados. Los recién llegados pertenecían a dos pueblos germanos, rubios como la cerveza, suevos y vándalos, pero pisándoles los talones venían los alanos, un pueblo asiático de pelo negro y lacio. La clave del gazpacho está en las proporciones de sus 16 Juan Eslava Galán Tumbaollas y hambrientos elementos constituyentes y en la manera de ligarlos. Ya saciada el hambre, Omní emitió un prolongado eructo y se quedó pensativo. El padre de don Diego, Lucas Cazalilla, el platero laborioso y ahorrador, le dejó, además de la ejecutoria de nobleza, algunas casas y rentas, pero como la hidalguía obliga a no trabajar, don Diego ha ido comiéndose el menguado patrimonio y ahora se ve con la despensa vacía, y diríamos que amenazado por el hambre si no estuviera ya en las descarnadas fauces de ella. Los cartagineses aportaron la granada, denominada por los romanos “Malum punica”; los propios romanos, el cerezo, en sus tres variedades de fruta, negra, roja y verde. En el menú figuraba rodaballo, pero el gustoso pez no llegó a tiempo a las cocinas de Chantilly. Por cierto, no lejos del Boquete de Zafarraya, en la antigua estación de ferrocarril (hoy la línea está desmantelada), subsiste un recoleto restaurante donde ponen el mejor cocido de España. De acuerdo con las nuevas normas, los sabores deben armonizar, y los más delicados deben equilibrarse con los más rotundos, sin que ninguno enmascare el sabor característico de la vianda. Finalmente, también disponían de yogur (“oxygala”) en blanco o con sabor a tomillo, a orégano, a menta, e incluso a cebolla. Los pobres nunca salieron de la sal y el vinagre, del ajo y la cebolla, del orégano y el cilantro, del perejil y el laurel. Regresemos junto a nuestro don Diego. —Visto así.. —concedió Voro. Ya que salió Jaén, el olivarero, diremos que, al igual que el trigal, el olivar romano también se mantuvo en Jaén, en Córdoba, en el Aljarafe sevillano, en Toledo y en Valencia hasta el punto de que se producían excedentes de aceite, que se exportaban a diversos países mediterráneos. Más adelante, durante los siglos IX y X, existieron, en Francia y Alemania, bandas de salteadores de caminos que asesinaban a los viajeros y luego vendían la carne en los mercados como "cordero de dos patas". Es una costumbre que no debería perderse porque el jamón ilustra igualmente al que lo da y al que lo recibe. Las conservas gaditanas fueron famosas en el mundo griego desde, al menos, el siglo V a. C. Cuando los fenicios traspasaron el negocio español a sus primos los cartagineses, la industria aumentó. Los jesuitas eran tan sólo una de las más de cuarenta órdenes religiosas, entre monásticas y mendicantes, establecidas en España. Lástima que este Libro con mayúscula no hubiera sido un recetario, porque seguramente la historia de esta fatigada piel de toro se habría ahorrado mucha efusión de sangre y muchas lágrimas. A continuación, adjuntamos los precios promedios de las cervezas más. Esto explica que, si hasta hace treinta años la madre de familia española pasaba unas seis horas diarias en la cocina, hoy sólo dedique a este menester una hora y media diaria, o incluso menos. Por cierto que algunos aseguran que el pastel de almendra se inventó para Catalina, sin pararse a pensar que ya llevaba siglos reinando en la dulcería hispanomusulmana. Los pétreos membrillos (“Mala cotonea”), originarios de Persia, no encontraron acomodo en Roma hasta que a un cocinero se le ocurrió cocerlos y servirlos en forma de pasta, como tarta de manzana. La dignidad social sólo se alcanza viviendo de las rentas, que es lo que ha hecho don Diego hasta ahora, pero ya se ha comido su magro patrimonio y no ve cómo puede arreglárselas para subsistir dignamente sin rebajarse a trabajar con las manos. Los ciudadanos pobres no cataban nada de eso, la carne que se vendía en las carnicerías públicas estaba cargada de impuestos municipales que la hacían prohibitiva. Sin embargo, la más productiva era la que se cultivaba en la zona de Cartagena. Incluso dieron lugar a nuevos platos mixtos tan populares como el picadillo de carne, pescado y verduras denominado “minutal”. Es una sencilla construcción albergada por un templete de ladrillo, hoy en medio de un jardín municipal porque la costa se ha retranqueado y ya no está donde estaba cuando el genovés partió al descubrimiento del Nuevo Mundo. Debido a la creciente complejidad de la burocracia, cada vez más españoles tenían que acudir a Madrid a resolver sus asuntos y en el tiempo de demora se veían obligados, aunque quizá no tan en contra de su voluntad, a comer en figones y restaurantes en los que se aficionaban a platos cuyas recetas llevaban luego consigo a sus lugares de origen. Un siglo antes dos hermanos genoveses, los Vivaldi, habían intentado llegar a la India costeando África, pero desaparecieron con su nave y no volvió a saberse de ellos. En el beber tragan líquidos sin apreciar el rico “bouquet” de cada uno, sin distinguir los innumerables acentos que forman el lenguaje de los vinos". Déjanos tu correo o si estas registrado dar click en avisarme y te enviaremos un mensaje cuando esté producto este disponible. La más reciente edición del Larousse gastronómico despacha nuestra cocina con un par de generalidades: "España es el reino de la fritura con aceite de oliva, del pimiento y de las especias"; los quesos tienen "sabor áspero". S/. Para tan señalada ocasión, el pobre comparecía decentemente vestido, quizá con un traje facilitado por el ropero parroquial y convenientemente aseado e incluso perfumado para evitar que oliera a pobre. En Roma se hacía un buen consumo de capones, los mantecosos eunucos en cuyas indispensables cirugías eran maestros los griegos que habitaban la isla de Quíos. El jamón y el chorizo de los mataderos industriales no saben igual que el jamón y el chorizo de cuando se mataba en casa; ni esa cosa espumosa, cocida con un lanzallamas, que nos venden por pan, sabe igual que el pan de la tahona que comprábamos cuando niños; tampoco sabe igual un ajo reducido a pulpa en la trituradora que un ajo majado en el almirez, ni el gazpacho ligado a mano tiene nada que ver con el realizado en batidora, y la freidora, tan aséptica y cómoda de usar, consigue que todos los fritos sepan lo mismo. Aduce la Iglesia, con magisterio y teología, que la hostia, una vez consagrada, deja de ser pan, aunque siga pareciéndolo, para convertirse en la carne y la sangre de un Enviado que vivió en tiempos del Imperio romano, hace dos mil años, carne y sangre verdadera, nada metafórica ("cuerpo de Cristo"), pero este argumento teológicamente irreprochable no es cabalmente entendido por los funcionarios comunitarios, gentes que, aunque educadas en la tradición cristiana, da la impresión de que son bastante descreídos. Pero el régimen, manipulando hábilmente la fibra patriótica, consiguió que una parte importante de la población reaccionara con orgullo hidalgo. Veamos las reflexiones de Quevedo ante el retrato de un pastelero que ha ascendido socialmente gracias a su comercio: Esta cuya caraza mesurada con calva, panza y gota zapatos sin orejas, barba honrada, gorra y sayo de sota, todos trastes de cuerdo y caballero (hablando con perdón), fue pastelero. S/ 37.90 . No por mucho tiempo, ciertamente, que enseguida se impuso la sensatez y el cochino fue rehabilitado y volvió por sus fueros, más pujante que nunca. Además del cuaderno de marras, don Zambudio dejó media docena de sermones de Semana Santa, en los que se muestra tan grandísimo enemigo de la gula como ferviente partidario de reestablecer ayunos y abstinencias en el rigor de los padres antiguos. S/ 43.10. —Rodríguez Molina, José, “La vida en la ciudad de Jaén en tiempos del Condestable Iranzo”, Ayuntamiento de Jaén, Jaén, 1996. Se mezclan y se majan hasta que se reduzcan a polvo fino. En las lindes, en los huertos de las casas, detrás de los cementerios, en las encrucijadas de los caminos, en las proximidades de los pozos, las fuentes y los manantiales, por todas partes había higueras de varias castas, unas altas y abiertas, otras bajas y corpudas. Por encima de los pobres sin oficio estaban los pobres que lo tenían, los empleos menestrales mal pagados que sólo daban para mal vivir, mal vestir y mal comer. Por ejemplo, Omní, Voro y sus contemporáneos descuartizaban la pieza en el lugar de la caza y consumían inmediatamente las costillas, allí mismo, a pie de obra, y luego cargaban con los cuartos delanteros y traseros hasta el poblado donde los esperaban, con el consiguiente alborozo, las señoras, los niños y las clases pasivas. Algunas higueras pertenecían a dos o más dueños. Es decir, que el pueblo hebreo no podía comer camellos, ni conejos, ni cerdos. Las casas principales recibían por las tardes (de cinco en adelante) y solían invitar un día por semana, al director espiritual de la familia. —leemos en “La fonda Nueva”—. Hace las veces de tajador una tabla o una gruesa rebanada de pan que empapa la salsa. Villa y Corte Ya estamos en Madrid. Se preparaban con vinagre aromatizado con perejil y jengibre, con agraz, con pámpanos tiernos, con zumo de limón, con granada ácida, con lima, e incluso con agua de rosas, vinagre y azúcar. Carlos, sin renunciar a la carne, se hizo algo más goloso en Yuste. Fontamara, Barcelona, 1974. Los pobres que no disponían de fogones y pucheros donde cocinar —la inmensa mayoría— comían en la calle, en bodegones de puntapié y puestos callejeros (el “snack bar” y el puesto ambulante de perritos calientes no son cosa de ahora). El amaranto, que en Estados Unidos se prohíbe porque puede ser cancerígeno, sigue empleándose libremente en Europa. Allí, cociéndose en el juego de su humillación y desencanto, porque los cristianos les enviaban misioneros y les prohibían toda actividad sospechosa de islamismo, comenzaron a 93 Juan Eslava Galán Tumbaollas y hambrientos incubar la ilusión de que muy pronto los liberaría una especie de Mesías islámico, un invencible caudillo llamado Alfatim que reconquistaría el país a lomos de un caballo verde. —¡Excelente! Ya sólo falta la nuez moscada que Venecia puso de moda en Italia, hasta el punto de que un “condottiero” goloso se dejó atrapar en Senigaglia (la bellísima traición de César Borgia), porque sus conmilitones le habían prometido el goloso botín de un cofrecillo de nueces que el taimado hijo del Papa siempre llevaba consigo. El maestro se dejó en el tintero la sífilis, que también parece que vino de América: "Hase introducido de tal manera el chocolate y su golosina —leemos un texto de finales del siglo XVII— que apenas se hallará calle donde no haya uno, dos y tres puestos donde se labra y vende; y a más de esto no hay confitería, ni tienda de la calle Postas, y de la calle Mayor y otras, donde no se venda, y sólo falta lo haya también en las de aceite y vinagre. La horchata de cepas Fue inevitable que Madrid se erigiera en territorio común, centro y eje de tanta variedad regional y que sus fogones, sin renunciar al cocido y a los callos que constituían la médula de su propia tradición, incorporaran los platos más característicos de las variadas cocinas regionales que allí confluían, en especial la comida popular, la humilde, la que se guisaba en figones y tascas. 78-83. Murió baldado por la gota y los cálculos renales, pero se mantuvo en sus trece. Crissinos y Galletas para Piqueo, Hamburguesas,
El primer Borbón, Felipe V, llegó a Madrid rodeado de una nube de funcionarios franceses experimentados: "Como al rey don Felipe no le gustaban los guisos españoles —escribe el duque de Noailles—, le proporcionaron un cocinero italiano que guisaba bien al es tilo de su país. Vano intento; los veedores eran pocos y los pícaros y cocineros muchos. Bueyes asados rellenos de picadillo se presentaban en la mesa enteros, como en los tiempos de Roma, lo que requería la construcción de enormes cocinas con gigantescas chimeneas. Hablamos del tercer plato del almuerzo, el llamado “de misericordia” consistente en huevos, pescado o queso. S/ 4.50. No sabemos si la cerveza bárbara se parecería a la antiquísima “celia” española. El resto de la cocina judía es igualmente religioso. Todos los días se aprende algo nuevo. En la fiesta del “Purim”, además del pastel familiar relleno de confituras, eran tradicionales los "bolsillos de Amán", pastelillos triangulares rellenos de diversos dulces. Se arranca esta capa con cuidado y cuando se tiene un plato lleno se pone en remojo durante unas horas. Según la "Geografía" de Strabón”, Ed. Tampoco perdonará un sabroso “almodrote” o capirotada de perdices enlardadas, guisadas y trinchadas, con su salsa de queso rallado, ajo y manteca. Es un verdadero artista del fogón, que ha traído de Burdeos y París toda la distinción y la modernidad de Francia y le ha puesto corbata blanca a los bollos de tahona. Hoy siguen elaborándose excelentes empanadas en Galicia y otros lugares, pero el consumo todavía no consigue remontar el descrédito cobrado hace siglos. Walter Raleigh, el famoso navegante, envió a Londres en 1586 unas matas de patata recogidas en Virginia. La gula imperial de Carlos V Los Austrias arrastraban una tara familiar, la quijada prognática, que fue en aumento debido a los casamientos consanguíneos. Después surgieron preparaciones más complicadas, incluso de alta cocina y hoy el pincho va camino de convertirse en la versión hispánica del “fast food” americano, la cocina en miniatura, la tapita, la cazuelita. . Viendo el vapor de la sangre que ascendía por encima de los muros, barruntó la causa y gritó: "¡Toledanos: es la espada, voto a Dios, lo que causa ese vapor y no el humo de las cocinas!"" Es decir, cola de caimán joven, el bocado exquisito que el “connoisseur” disputa a las voraces nutrias. Cuando el humo invadió la galería, se percibió un rebullir subterráneo. El tomate tuvo igual fortuna. Pero por otra parte, en “Las bizarrías de Belisa”, Lope de Vega escribe: "almorzando unos torreznos con sus duelos y quebrantos", lo que parece sugerir que los duelos y quebrantos no son lo mismo que los torreznos. En cualquier caso va ligado a personas especialmente dotadas para apreciar una buena comida porque en su juventud, cuando el apetito acompaña mejor, no han tenido acceso a ella. ¿Había caníbales en la Europa cristiana? La más popular era la col (“Brassica oleracea”), de la que existían muchas variedades, que se tomaban crudas o cocidas. Se produjo, como era de esperar, una reacción castiza contra la invasión de la cocina francesa, incluso dentro de los círculos aristocráticos más apegados a la tradición. La época dorada de la gran cocina europea, que es la francesa y sus satélites, abarcó el último tercio del siglo XIX, cuando los grandes cocineros galos crearon platos complicados y exquisitos que hoy, con el encarecimiento de la mano de obra y la degeneración de las materias primas, sólo podríamos reproducir a unos precios prohibitivos. Un chisco de granzas bien cebado duraba varias horas y sólo había que ir empujando la olla contra la brasa a medida que los tallos iban consumiéndose. Ahora bien, ¿qué comían y bebían la mayoría de los españoles en el siglo XVIII, los españoles de a pie, como se dice ahora? Existen razones para pensar que estos menudillos y grosuras de la matanza a los que tan aficionado era el español, sean lo que el Quijote denomina "duelos y quebrantos". Otras se consumían frescas, secas al sol (cerezas, ciruelas, higos, uvas) o prensadas y curadas en harina (melocotones, ciruelas). Salsas, Hamburguesas, Nuggets y Apanados de Pollo, Hamburguesas, Nuggets y Apanados de Pescado, Hamburguesas, Nuggets y Apanados Vegetarianos, Ver todo hamburguesas, nuggest y apanados, Ver todo panes, pastas, bocaditos y salsas, Ver todo
Los bereberes llegados del Magreb eran muy polleros y conejeros, se conoce que ya estaban algo hartos de la cecina de camello y de la cabra correosa seca al sol. Shopstar, Cerveza CUSQUEÑA Trigo Botella 310ml Paquete 6un, Cerveza PILSEN Callao Botella 305ml Paquete 6un, Cerveza CUSQUEÑA Botella 310ml Paquete 6un, Cerveza INNIS & GUNN Caribbeam Run Cask Botella 330ml, Pack Cerveza BARBARIAN Ipa Lata 269ml Paquete 4un, Pack Cerveza CANDELARIA Sunset Lata 355ml Paquete 4un, Pack Cerveza BARBARIAN 174 Ipa Lata 269ml Paquete 4un, Pack Cerveza BARBARIAN Magic Quinua Lata 269ml Paquete 4un, Cerveza CUSQUEÑA Golden Lager 6 Pack Lata 355ml, Cerveza CUSQUEÑA Doble Malta Botella 310ml Paquete 6un, Cerveza Light TRES CRUCES Lata 473ml Paquete 6un, Cerveza Light TRES CRUCES Lata 355ml Paquete 6un, Cerveza Light TRES CRUCES Lata 355ml Paquete 12un, Cerveza CUSQUEÑA Malta Botella 310ml Paquete 6un. El bizcocho naval se amasaba en forma de torta pequeña para que fuera el equivalente a una ración personal. En la sala del castillo de Porto, mirando al río, vemos a los criados armar las mesas, simples tableros sobre caballetes que sólo se instalan para comer (de donde provienen las expresiones "poner la mesa" o "quitar la mesa"). Después de acomodar la provisión de agua, había que almacenar varias toneladas de equipajes en el espacio sobrante de la bodega, los abundantes repuestos y trebejos necesarios para el mantenimiento y reparo de la nave: las cuerdas, los fardos, las velas de respeto y las herramientas, el material artillero, las armas y los cofres de la tripulación. Seguramente no, pero en cualquier caso hay que tener en cuenta que en lo tocante a la higiene la gente era entonces mucho menos exigente que ahora. Bizancio, heredera de Roma, reanudó las rutas comerciales del antiguo imperio y recibió el testigo de la cocina de especias alejandrina, ya barroca y decadente, para transmitirlo, con agregaciones propias, a Venecia. Después de siglos de donaciones intransferibles de fincas y edificios, la Iglesia había amansado un fabuloso patrimonio que quedaba al margen del mercado y a menudo bastante desaprovechado ("manos muertas"). Paul sugirió descansar, dado que a la mañana siguiente iniciaba su tarea bien temprano. Se hacía con masa medio fermentada que se horneaba dos veces (de ahí su denominación, "bizcocho", “biscoctus” significa cocido dos veces). En los Pirineos orientales, especialmente en las regiones de Cerdaña y Puigcerdá, vivían los cerretanos, tribus íberas que según Estrabón fabricaban "excelentes jamones comparables a los cantábricos, lo que proporciona ingresos no pequeños". Había diversas maneras de presentar los platos. La cocina francesa, ya en plena expansión, influía también decisivamente sobre la corte imperial vienesa y sobre las de los principados alemanes. Debía ser "hombre de mucha confianza, sufrido, callado y cortés, y como ha de lidiar con tanta gente es necesario que lo sea para evitar pesadumbres". [email protected] Blanco y Dulce de leche, Fusge
Alfonso Chirino, médico de Juan II de Castilla, último tercio del siglo XIV, señala que "miel y vinagre es conveniente a toda vianda donde cupiere, ser carne o pescado o otra cualquier", incluso en las ensaladas de lechuga. La distribución interior, aparentemente absurda, de ciertas viviendas campesinas refleja la necesidad psicológica de administrar avaramente los víveres disponibles para alejar la amenaza del hambre. Para remojarla, nada mejor que dos jarras de cierto vinillo toledano que el Pablos trae muy recomendado. Terminado el bloqueo, se reanudaron los suministros de víveres y material extranjero, que España necesitaba angustiosamente, y desaparecieron las cartillas de racionamiento. Mucho conejo de soto buenas perdiçes asadas; hogaças mal amansadas, e buena carne de choto. Desde que el primer español puso la olla, ninguno ha sabido comer otra cosa". El queso emborrado era un queso de inferior calidad, que se sumergía durante un tiempo en los turbios del aceite para evitar que se agusanara o pudriera. Al principio, los ayunos eran a legumbres secas, agua y pan y se hacía una sola comida, al anochecer. El dietario de don Zambudio, un cuaderno de contable tamaño octavo encuadernado en pasta dura, que hoy se custodia bajo una vitrina de la exposición permanente del archivo de la catedral jiennense, resulta doblemente valioso para nuestro propósito porque el clérigo acompañante, don Próculo, se tomó la licencia de hacer algunas anotaciones al margen comentando la bondad de las comidas. 109 Juan Eslava Galán Tumbaollas y hambrientos Vaya usted a saber. Estrabón probablemente exagera. Comían lo que les venía a mano, muchas gachas del cereal mal molido y carne asada en la hoguera campamental, lo que no es desprecio, porque darle su punto al asado es la ciencia más complicada que tienen los fogones. Al levantarse desayunaban fuerte (“ientaculum”), con sopas de la cena, aceitunas, huevos, queso, pan con miel o incluso un combinado rural todavía hoy en uso en algunos países que fueron romanos: la corruscante tostada de pan untada con ajo y rociada de aceite y sal. 00. Pero has de saber que es de buen gusto el no condenar en absoluto nuestras sabrosas comidas, y así, no hay cosa de más chispa que sorprender un día a tus invitados con un plato de salmorejo manchego bien cargado de pimienta, o con un estofado de la tierra bien espeso y oloroso. Por el contrario, el duque de Medinaceli, más elemental e iletrado, se atuvo siempre al género nacional y no había quien lo sacara de La Pinocha, una actricilla a la que protegía, y del jigote de carnero con salsa de almendras. un real, y el día de San que hedía como a perros rebanadillas como torrijas no da con todo en tierra.." Al otro día, de mañana, madruga don Diego para velar por su negocio. A estas delicadezas se suman las muchas que producen las confiterías de la corte: bolos, bolillos, bizcochos, turrón, castañas, muñecas, bocados de mermelada, letuarios y conservas, mil figurillas de azúcar, flores, rosarios, rosetas, rosquillas y mazapanes, aguardientes y canelas. El nuevo burgués acomodado necesitaba mostrar públicamente su estatus social ingresando en la minoría que consumía manjares caros, pero por otra parte, no disponía en su casa de la infraestructura material (cocinas, hornos, bandejas, tarteras y utillaje) que esta clase de cocina requería. Como es natural, hubo un florecimiento del mercado negro y los acaparadores y estraperlistas hicieron su agosto. "La cocina popular madrileña —tiene sus platos favoritos en la sopa de ajo, el batallón, el aladroque (anchoa) y el escabeche en ensalada, las judías blancas estofadas, las lentejas, los garbanzos, las judías verdes con salchicha, las rajas de pescado y las calderetas". En el Madrid de los Austrias hay unos cuantos cocineros famosos que experimentan en sus fogones. Los habitantes de las pequeñas ciudades y de los pueblos apenas comen; casi nunca prueban la carne y el vino, incluso en las regiones vinícolas, es una bebida de lujo. A partir de 1747 se menciona la salsa de tomate, que revolucionaría la cocina europea, especialmente la italiana que tanto abusa de ella. En los medios campesinos de Salamanca y Extremadura los asnos jóvenes o "buches" se consideraron desde antiguo un bocado estimable. Por un precio módico podían adquirir se empanadas de carne de pichón y almendras, al corte, en porciones calentitas y crujientes, servidas sobre hojas de higuera. En las zonas calurosas el gazpacho permitía un mayor equilibrio dietético, aunque sólo fuera en verano: agua, sal, aceite, vinagre, pan y alguna legumbre. — ajo. Los pulpos de las costas andaluzas gozaban de cierto renombre como afrodisíaco, una propiedad que, mucho me temo, deben de haber perdido desde entonces. Otras veces se salpica la barba de migajas para fingir que acaba de almorzar. No obstante, conviene no perder de vista que la gran cocina, entonces como ahora, es cocina cara y que, por lo tanto, sus refinamientos sólo llegaron a la exigua minoría de aristócratas, de altos funcionarios y petimetres que habitaban palacios a la francesa, extendían sus manteles en los Reales Sitios, vestían casacas de seda y pelucas rizadas, combatían la sobaquina con polvos de olor, distraían sus ocios con naipe y teatro, leían la Gaceta, poblaban los cartones de la real Fábrica de Tapices y en las sobremesas fumaban labores de La Habana y jugaban con las 133 Juan Eslava Galán Tumbaollas y hambrientos damas a la gallina ciega. A veces en los pueblos, donde sobra el espacio, incluso se construyen dos cocinas. El poeta Juan de Mena imparte prudentes consejos a la burguesía ciudadana: El gozo de los humanos es comer buenos manjares y gozan sus paladares de lo que ganan sus manos buena mesa, mejor cama conservan los huesos sanos 67 Juan Eslava Galán Tumbaollas y hambrientos pescado fresco del mar non lo dejes de comprar por guardar para tu yerno. "La Turdetania (valle del Guadalquivir y 13 Juan Eslava Galán Tumbaollas y hambrientos Andalucía Occidental) es maravillosamente fértil —dice Estrabón—. Muchas bebidas tenían el vino como base, y en las zonas rurales donde éste escaseaba los campesinos se alegraban con hidromiel, como en los tiempos prerromanos. La segunda fruta de Roma era la manzana, de la que existieron más de veinte variedades, y su prima la pera, de la que hubo más de treinta. La gente común seguiría comiendo con las manos o a lo sumo con el cuchillo hasta bien entrado el siglo XIX. En las tapas, mejor que en los grandes platos, el buen comer puede complementarse con el humor que debe acompañar al apetito. Pero como el proletariado urbano tampoco comía, la escasez provocó la serie de levantamientos y motines que jalonan todo el siglo. La carne ni por el forro, fuera de gatos, sabandijas y casquería. Don Diego, obsequioso y agradecido, acompaña un día a Miguel Fruelas al hato de sus pastores. Don Próculo, en lugar de los capones cebados y los dulces de sartén y yemitas conventuales que comía en casa, al salir al camino, que es metáfora de la vida, se dio de bruces con los recios condumios que testimonia la literatura viajera del siglo XIX: "Un ave frita en aceite y servida en una postura similar a la de una rana aquejada de repentinos calambres —leemos en Robert Southneym-; una tortilla de huevos al ajo, hecha con el mismo execrable aceite y (..) un vino muy mediocre". Los godos no sólo encontraron vides en plena producción, sino cosecheros experimentados en una tradición vitivinícola que se remontaba a los tiempos de Trajano, lo que da espacio para lograr caldos. Quevedo se pregunta: ¿Dónde estarán las ollas 123 Juan Eslava Galán Tumbaollas y hambrientos donde las lechuzas pasan por pollas? A falta de azúcar, los romanos endulzaban con miel. El que esto escribe recuerda aquellas grandes latas donde venía la mantequilla, con sus nítidos y prolijos membretes bilingües que las declaraban artículo no venal y proclamaban su calidad de ayuda del pueblo americano al pueblo español. Cunqueiro, Álvaro, “La cocina Cristiana de Occidente”, Tusquets Editores, Barcelona, 1981. Hermoso, ¿no? Incluso si a uno no le apetece cocinar, puede recibir telecomida italiana, china o española en la comodidad del hogar. Andando el tiempo se consideró poco elegante concurrir con la servilleta, como un saqueador, y los más refinados prescindieron de ella. Sin embargo, otros romanos más golosos preferían el bizcocho con vino (“passum”), y tampoco faltaban los partidarios de la vida sana, que seguían el consejo de ciertos médicos: un vaso de agua en ayunas. Mientras ello llega, que las cosas de palacio van despacio, se ofrece como acompañante y mentor del recién llegado en las procelosas aguas de Madrid. Con que es grande el número de gente que en esto se ocupa, y en particular los mozos robustos que podrían servir en la guerra y en los otros oficios de mecánico útiles a la República". Abu Muhammad al-Adil le perdonó la vida a un sargento murciano que tenía fama de prepararlo como nadie. Los califas, hechos a las finezas de los salones de la Alhambra, apreciaban sobremanera los manjares blancos, esto es, guisos de corderos lechales, grasos, deshuesados, cortados en trozos menudos y aderezados con cilantro, pimienta, aceite y cebolla. Con todo, la cocina francesa nunca venció por completo, especialmente entre aquéllos que en su infancia no habían conocido otra cosa que los guisos autóctonos. Ya lo dice Lope de Vega: jamón presunto de español marrano de la sierra famosa de Aracena donde huyó de la vida Arias Montano. Lista de favoritos. Con lo que de un plumazo descalifica casi todas las cocinas regionales (hoy autonómicas) y sólo se salvan, quizá, las cantábricas (él era gallego, claro). Aderezado con ajo, todo sabe a ajo (..). En 1497 el explorador Vasco de Gama sentó las bases del imperio ultramarino portugués a lo largo del Pacífico hasta las Islas de las Especias (las Molucas), con lo cual abandonaron la ruta de occidente, especialmente después de que Joâo Cabral buscara especias en Brasil y no las hallara, como cuenta decepcionado en la carta que le envió al rey. En cualquier caso, a media mañana era corriente tomar una ligera colación, algo de fruta, embutidos o las sobras de la cena anterior. Lo bueno no llega, se busca´´y lo promociona empresando que esta cerveza es perfecta para pasarla con un buen almuerzo, un gran momento con tus amigos y/o familiares o para celebrar un momento especial.
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